meditan como estatuas.
Ya está el trigo segado.
¡Qué tristeza
de las norias paradas!
Un perro campesino
quiere comerse a Venus y le ladra.
Brilla sobre su campo de pre-beso,
como una gran manzana.
Los mosquitos, Pegasos del rocío,
vuelan, el aire en calma.
La Penélope inmensa de la luz
teje una noche clara.
"¡Hijas mías, dormid, que viene el lobo",
las ovejitas balan.
"¿Ha llegado el otoño, compañeras?"
dice una flor ajada.
¡Ya vendrán los pastores con sus nidos
por la sierra lejana!
Ya jugarán los niños en la puerta
de la vieja posada,
y habrá coplas de amor
que ya se saben
de memoria las casas.
Federico García Lorca